En el colegio, cuando elegían gente para jugar los partidos de fútbol yo siempre quedaba por detrás del rollizo de la clase, hay que joderse,no hay situación más embarazosa en la primera adolescencia que cuando el deportista de turno elige equipo y te dejan de recogepelotas después de un lamentable Chapí Chapó y el correspondiente monta y cabe, yo siempre deseaba que ni montara ni cupiera, ese era el único momento de alegría y júbilo, cuando estábamos todos en la fila y los líderes hacían chapí-chapó, chapí-chapó? Oh La la? Oh La la? Pero quién inventaría esa mierda?. Había días mejores en los que se lo jugaban todo a pares o nones, o en su defecto a piedra papel o tijera, lo bueno es que Paul había sacado el Press to Play y yo con eso era feliz.
Todos los compañeros a los que dejaban en la cola de los partidos oficiales del colegio terminamos creando un
equipo llamado los Bastar2, nuestro logo era el muñeco de la contraportada del álbum de Ugly Kid Joe «Americas Least Wasted» , conseguimos colarnos en la liguilla de los Hermanos Maristas y perder todos los partidos por un mínimo de 10 a 0, no sabíamos quien era Hristo Stoichkov, pero conocíamos todos los músicos que habían participado en la grabación del Abbey Road de los Beatles.
Yo no era capaz de pegarle una patada decente al balón, y cuando le daba era en modo punterón, realmente peligroso amigos (los punterones también eran conocidos en aquel momento como trafallones o trafallazos, con su correspondiente variante alicantina, la famosa Trafallá), en aquellos mundialitos la frase más repetida era « No vale portero regateador» , vaya dramaturgia con los porteros regateadores de los cojones, que coño hace un portero regateador? hoy en día me lo sigo preguntando, yo casi podía alcanzar mi boca con el pie en cada disparo…
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